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La tasa de interés, ¿qué es y qué representa?

[fa icon="calendar'] Mar 19, 2019 6:15:29 PM / por WINA

 

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 La tasa de interés está presente en muchas decisiones de nuestra vida económica. Tanto si deseamos comprar un bien en cuotas, solicitar un préstamo o invertir nuestros excedentes en una inversión, a lo primero que prestaremos atención es a cuánto ascenderá el costo de nuestra decisión o con cuanto nos remunerarán por aplazar consumo presente. En este post, abarcaremos que se esconde detrás de este concepto de una manera coloquial y a la vez práctica.

 

Definición de Tasa de Interés 

 

La clásica definición que encontraremos en cualquier libro de economía y finanzas nos dirá que la tasa de interés es: “El precio por el uso de una unidad de capital, en una unidad de tiempo”. Este significado un tanto abstracto podemos sustituirlo por algo más tangible: La tasa de interés representa el precio del dinero o el precio del crédito. De esta manera llegamos a la primera gran deducción: El dinero tiene valor (como si no lo supiéramos, pensará el sagaz lector) y el mismo puede medirse a través de la tasa de interés.

Ahora bien, si nos disponemos a ahondar un poco más en este concepto, podremos preguntarnos por qué la tasa de interés suele sufrir fluctuaciones a lo largo del tiempo y no siempre se comporta de la misma manera. Para responder a esta pregunta nos servirá saber cuáles son los componentes intrínsecos que la definen. El ADN de la tasa de interés básicamente está conformado por los siguientes elementos:

a) El interés puro o “libre de riesgo”. Es la porción de interés que nos compensará por postergar el disfrute de nuestro dinero en el momento presente. Lo mínimo con lo que nos deberían tentar para que entreguemos nuestro dinero y no lo consumamos.

 

b) La prima por inflación. La cual intenta compensar la pérdida de poder adquisitivo. Básicamente cuanta mayor inflación proyectada, mayor tasa de interés se solicitará para paliar esta expectativa.

 

c) La prima por riesgo. Si nos paramos desde el lado del “inversor”, este exigirá una mayor tasa de interés a aquellas alternativas que considere más riesgosas y en las cuales sus escenarios de retornos puedan tener menos posibilidades de concreción. Básicamente esta prima resume el lema: “A mayor riesgo, mayor tasa de interés”.

 

d) La prima por liquidez. Para las inversiones que no tienen un mercado fluido al que concurrir en el caso de querer desprendernos de ellas con anterioridad al vencimiento, se les suele solicitar un premio extra por su calidad de “ilíquidas”.

 

Una vez conocidos los aspectos que configuran a la tasa de interés, pasaremos revista a los distintos nombres con los cuales suele darse a conocer según los ámbitos y su aplicación práctica. Entre las más habituales podemos encontrar las siguientes:

 

Tasas activas y pasivas

 

i) Tasas activas y pasivas. Estos términos están básicamente en lo que es la jerga bancaria. Las tasas activas representan el costo del financiamiento al que nos presta una entidad bancaria sus fondos excedentes. Las segundas son con las que nos remunera la entidad bancaria por dejar depositados nuestros fondos en, por ejemplo, un plazo fijo. Cabe aclarar que esta denominación de “activa” y “pasiva” debe analizarse desde el lado de la entidad bancaria. Así, los préstamos que realice el banco formarán parte del “activo” de la entidad, ya que de esta operación se desprende un derecho a que el deudor devuelva el monto prestado en las condiciones pactadas; mientras que los depósitos que capte del público en general conformarán un “pasivo” para el banco, teniendo la obligación de devolver a sus clientes a la finalización del período de colocación, los fondos depositados.

 

Tomando un ejemplo actual, las tasas activas para préstamos personales se encuentran en un nivel del 60,2%, mientras que las tasas pasivas para depósitos a plazo se ubican en 34,5%. La diferencia entre ambas tasas (60,2% - 34,5% = 25,7%) se denomina “spread bancario” el cual contempla la diferencia que cubre todos los gastos de estructura y operativos de la entidad bancaria más los componentes que fueron definidos anteriormente.

 

Tasas nominales y efectivas

 

ii) Tasas nominales y efectivas. Comúnmente cuando una persona (ya sea física o jurídica) realiza, por ejemplo, una operación de plazo fijo, la entidad le ofrecerá una tasa que estará expresada en términos nominales. Como vimos en el punto anterior, podemos considerar que un cliente está dispuesto a colocar sus excedentes de fondos en un plazo fijo y el banco le abona una tasa del 34,5% (la tasa vigente al momento de redacción de esta nota).

 

Esta tasa indicativa comúnmente se expresa en términos anuales (TNA: Tasa nominal anual) en el certificado entregado al cliente; de ahí su nombre de nominal. En tiempos pasados, donde internet no era un medio masivo de comunicación, los bancos solían dar a conocer las tasas que ofrecían para las distintas operaciones en pizarrones a la vista de la clientela. Por ese motivo, a estas tasas también se las solía denominar como “tasa de pizarra”. Sin embargo esta tasa puede no ser representativa del rendimiento verdadero que terminará ganando el cliente por la operación realizada.

 

Para explicar esto vamos a tomar dos casos: a) En el primero de ellos el depositante elige realizar un plazo fijo por el plazo de un año. Es decir que durante ese tiempo el dinero no podrá ser retirado. Si el banco ofrece abonar por ese período una tasa del 34,5%, al cabo de un año el cliente efectivamente habrá obtenido ese retorno por su colocación. En este caso el plazo de la operación y el que está contenido en la tasa de interés es el mismo.

 

Abordaremos ahora la opción por la cual el depositante elige realizar un plazo fijo por un plazo de 30 días, el cual irá renovando mensualmente por el término de un año (12 colocaciones mensuales). Asumiremos que la tasa de interés que le ofrece el banco por dicha colocación es una TNA del 30%. En este caso, el plazo de la operación difiere del contenido en la tasa ofrecida (mes vs. año). Si la intención del cliente se cumple y renueva su plazo fijo mensualmente sin retirar los intereses que se generan y lo hace siempre a la misma tasa (en este caso 30% anual) encontrará que al finalizar el año su rendimiento habrá sido mayor que el 30%, ya que se produjo una capitalización de los intereses generados en los períodos intermedios. De hecho, el rendimiento efectivo que habrá obtenido es del 34,5%.

 

Podemos concluir que la tasa nominal solo será igual a la efectiva, para un mismo plazo de tiempo; mientras que si existen períodos intermedios de capitalización, la tasa efectiva siempre será mayor.

 

Tasas aparentes y reales

 

iii) Tasas aparentes y reales. Las tasas nominales a las que nos referimos en el punto anterior también suelen ser denominadas como tasas aparentes. En un contexto donde no existe la inflación, las tasas aparentes serán iguales que las reales, pero para el caso de escenarios con inflación, las mismas serán diferentes.

 

Así, la tasa real será la que exprese el rendimiento de la inversión luego de restarle los efectos de la inflación durante el período de tiempo al que estuvo expuesto el capital a la pérdida de poder adquisitivo. Tomemos el siguiente caso: Un ahorrista decide realizar un depósito por el plazo de un año, ofreciendo el banco retribuirlo con una TNA del 35%. Al finalizar el plazo de la colocación, supongamos que la inflación se ubicó en el orden del 30% anual. Se observa claramente que el rendimiento obtenido por el inversor en términos de poder adquisitivo es de alrededor de 5% (tasa real), lejos del 35% (tasa aparente) pactado originalmente.

 

El conocimiento de las particularidades de la tasa de interés, sus distintas aplicaciones y significados permitirá mejorar nuestras decisiones financieras y por consiguiente, la asignación de nuestros recursos.

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WINA

Escrito por WINA

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